lunes, 20 de mayo de 2024

Arrebatar o reivindicar derechos: las candidaturas LGBT

 Arrebatar o reivindicar derechos: las candidaturas LGBT en la elección

federal de México del 2024

EDITORIAL


La diversidad sexual es un crisol de identidades de género no siempre

visibilizadas ni representadas en los espacios de poder. Ante ello, surge la

necesidad de establecer cuotas y acciones afirmativas en las instituciones

públicas a fin de otorgar espacios de representatividad y toma de decisiones a

miembros de colectivos o poblaciones que de otro modo serían asignados a los

grupos del poder hegemónico. La heteronorma y quienes la asumen no han sido

sensibles a las necesidades específicas de cada grupo vulnerable, por lo que la

representación con enfoque de género es una institución clave para la garantía de

los derechos conquistados.


Los partidos de centro y los más orientados a la izquierda del espectro político han

enarbolado, incluso con fines electorales, las agendas de los miembros de la

población LGBT+. Es así como hemos visto la aprobación, de manera escalonada

en México, del matrimonio entre personas del mismo sexo; y, más recientemente,

las modificaciones al Código Penal y a la Ley General de Salud para prohibir las

terapias de conversión, bajo el lema “no hay nada que curar”.


No obstante, es necesario puntualizar que los derechos conquistados por las

poblaciones LGBT+ durante los últimos años deben garantizar su permanencia,

independientemente del grupo político que asuma el papel de gobernar; para ello,

los partidos políticos deben incluir en sus listas de representación, tanto de

mayoría relativa como de representación proporcional, a cuadros que faciliten un

diálogo bidireccional entre los colectivos y líderes de la población LGBT+, con la

instrucción de que sus demandas se conviertan en leyes que beneficien a todos

los miembros y los protejan contra la discriminación, promuevan la igualdad de

derechos y fomenten un entorno más inclusivo y respetuoso.

Sin embargo, más allá de la impronta política de la representación LGBT+, las

candidaturas a puestos de elección popular detentan aspectos clave que abarcan

desde la representación y la inclusión, hasta la promoción de políticas públicas

que aborden las necesidades específicas de las poblaciones. La diversidad en los

puestos de elección popular es esencial para la justicia social, ya que asegura que

todas las voces sean escuchadas y que los gobiernos sean más equitativos.

La presencia de personas LGBT+ en los ámbitos del poder contribuye a una

representación más precisa de la sociedad en las instituciones gubernamentales.

Esto ayuda a visibilizar y normalizar la diversidad sexual y de género, lo cual a

largo plazo coadyuva en el combate contra la discriminación y los prejuicios.


Asimismo, esta visión puede llevar diseño de políticas que aborden de manera

más efectiva temas como el acceso a servicios de salud adecuados, la educación

inclusiva, la protección contra la violencia y el reconocimiento de derechos civiles y

familiares.


Por otro lado, la representación LGBT+ en la política impulsa cambios culturales

que generan sociedades más inclusivas y respetuosas de la diversidad; al mismo

tiempo, se sensibiliza sobre las experiencias y desafíos que enfrenta la comunidad

en un entorno heteronormativo, contribuyendo a un mayor entendimiento y

aceptación social.


En México, durante la campaña electoral del 2024, de acuerdo con datos del

Instituto Nacional Electoral, hay al menos 73 integrantes de la población LGBT+

que fueron designados como candidatos por los partidos políticos para competir

por un escaño, ya sea en el Senado o la Cámara de Diputados. Esta cifra,

teniendo en cuenta la renovación de más de 20 mil 700 cargos de elección popular

a nivel nacional, resulta pírrica para los 5 millones de personas que, de acuerdo

con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG-INEGI

2021), se asumen con una orientación sexual o identidad de género LGBT+.


Ante una subrepresentación de las poblaciones LGBT+ en los puestos de elección

popular en México, hace falta incidir en los partidos políticos y transformar la

estructura de designación de sus candidatos. No obstante, dado que estas

instituciones no siempre escuchan a las voces disidentes, seguirán haciendo falta

los árbitros, también llamados órganos autónomos, que los vigilen y les

establezcan criterios.


Para quienes conforman parte de la población LGBT+ y no se ostentan una

candidatura o puesto de elección popular, nos queda agruparnos en torno a

objetivos comunes. Y lo seguiremos haciendo, pero desde el activismo que

franquea vallas y enarbola consigna; desde las universidades y sus aulas

constructoras de conocimiento nuevo y, finalmente, desde los espacios seguros de

reunión, que es donde a través del arte y el dialogo se esbozan, aunque de

manera prístina, escenarios de igualdad y respeto a la diversidad.