Thomas Merton.
Soy de las personas que escuchan de una nueva película y corren a verla, trato de no dejarme influenciar sobre el título, el director o la trama de la misma. Entro en la sala con la mente abierta para apreciar "la peli"; ¡Oh error!
Gaspar Noé, cineasta argentino radicado en Francia; es uno de los exponentes más representativos del "nuevo extremismo" corriente fílmica que confronta al espectador con sus emociones, valores, sistema de creencias y porque no decirlo, hasta con su percepción de la realidad.
El argentino saltó al radar mundial con la película "Irreversible" del 2002, protagonizada por Mónica Bellucci y Vincent Cassel; que a mi parecer sigue siendo su obra maestra. En aquellos años la publicidad y el inicio de la película, advertían al espectador de contenido con alto nivel de violencia -"Tiene Usted 15 minutos para abandonar la película"- y no era para menos, la obra mostraba una escena de una golpiza donde le destrozaban el cráneo a un personaje y el crudo efecto de ver el saltar los sesos por la pantalla. Sí esto no fuera poco, a los minutos siguientes ver la violación de su protagonista. Fuera de los momentos de violencia de esta puesta, la obra es un deleite al reflejar los conflictos por los que atraviesa una pareja joven.
Sobre Climáx - La ficha de la película no se escuchaba tan mal: "Un grupo de jóvenes bailarines se reúne en un edificio vacío para ensayar. Tras una presentación de apertura inolvidable la compañía comienza una celebración nocturna que se vuelve una pesadilla cuando los bailarines descubren que han estado bebiendo vasos de sangría adulterada por un potente LSD. Siguiendo su viaje desde el júbilo hasta el caos, Noé observa aplastamientos, rivalidades y violencia en medio de un colapso psicodélico colectivo. Y efectivamente, el "nuevo extremismo" se hizo presente.
La trama te va envolviendo en un rompecabezas de comentarios, donde los personajes van delineando al resto de los protagonistas, como en un coro griego, luego de demostrar sus habilidades coreográficas, en un baile que logra conmover a los espectadores. A lo largo de la narración, los efectos de la droga se ven reflejados en los personajes, y la trama se va tornando más y más confrontativa.
El argentino -maestro de la cámara y de los efectos de la imagen- sumerge a los espectadores en un efecto de psicodélia, como sí quién está sentado en la butaca hubiese también tomado del ponche mágico.
La angustia y la ansiedad de saber que ocurre, lleva a los personajes a situaciones de extrema violencia y termina en una noche donde los límites de la moral y la ética, dejan de existir.
Por @El_HipterMx