Diseñada para integrar la plástica y la naturaleza, con 26 mil metros cuadrados de jardines en los 37 mil 692 metros cuadrados donde se erigen sus edificios que privilegian la experiencia del usuario y le convocan a vivirla, la Vasconcelos es hoy considerada una de las bibliotecas más importantes de nuestro país con capacidad diaria para hasta 5 mil visitantes. Es uno de los 10 recintos bibliotecarios modernos más reconocidos internacionalmente.
Ha sido reseñada por los más importantes medios especializados en arquitectura, pues es destacable el diseño que el Taller de Arquitectura X y Alberto Kalach imprimieron en ella permitiendo a sus visitantes el disfrute y conocimiento de especies endémicas de plantas mexicanas, creando espacios propicios no sólo en materia de literatura y publicaciones sino con frecuentes actividades culturales y artísticas desde su fundación en 2006.
Cuenta entre sus espacios con áreas de usos múltiples, en braille (así como lo leen: biblioteca para personas invidentes y débiles visuales), auditorio para fabulosas actividades y conciertos, acervo musical (¡hasta con piano e instrumentos propios!) y hasta un espacio para que los más pequeños de la casa se conviertan en nuevos lectores dentro de uno de los más impresionantes espacios dedicados a la lectura dentro de nuestra Ciudad. Además, cuenta con equipo de cómputo para que puedas no sólo hacer la tarea sino ampliar la información que puedes encontrar en su grandísimo acervo. Créeme, no exagero cuando digo “grandísimo”: hablamos de más de medio millón de volúmenes entre partituras y libros, cinco mil ejemplares en braille y audiolibros, publicaciones periódicas y hasta audiovisuales para consulta en sala o préstamo a domicilio entre los que hay incluso cursos de idiomas (que en conjunto superan un acervo de más de 600 mil materiales). ¡Todo un lujo y orgullo mexicano! Además, el registro para préstamo de títulos es completamente gratuito, basta con acudir a sus instalaciones y llenar un formulario.
Prometedora gracias al paradigmático y ambicioso proyecto que emprendió Daniel Goldin con ella, los jardines colgantes (de libros) de la Vasconcelos acogen al lector y le invitan a no irse, a quedarse en el maravilloso universo de la literatura, a vivir sus actividades culturales, a aprender más, investigar, desarrollar y descubrir entre sus ventanales y muros, que además están diseñados para ser seguros en caso de sismos o sucesos similares.
Titánica, oportuna, necesaria en un epicentro habitable, representativa, paradigmática, prometedora y cumplidora. Esa es la Vasconcelos, la nuestra, la de los mexicanos, la de los que la disfrutamos ahora y los que la disfrutarán después, la de los que vienen y de los que se fueron. La que te ofrece los frutos de sus estanterías colgantes y e invita a fructificar con ella.
Y tú, ¿ya la conoces?
No hay comentarios:
Publicar un comentario